viernes, 21 de diciembre de 2018

Sueños, cansancio, sueños…

Terminó el Festival Internacional de Cine y tuvimos la asamblea anual de
la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (el 15 de diciembre,
para ser exacto). Presididos por Mario Naito, quedamos finalmente como
miembros del Ejecutivo: Juan Ramón Ferrera, Rubén Padrón, Angel Pérez y
yo. Según lo entiendo, una asociación de prensa cinematográfica debe,
cuando menos, estimular la diseminación de información actualizada, el
diálogo constante, la intervención crítica, la formación de
especialistas y la investigación. El centro de su acción es el cine,
pero entendido éste como una manifestación de creatividad humana que
desborda (desde todo punto de vista) al llamado "cine de industria", a
la producción proveniente de los centros metropolitanos y al cine mismo.
Prensa, crítica e investigación, debemos todos dar cuenta de las
transformaciones de la producción, distribución, procesamiento, consumo
y archivo de documentos audiovisuales en el mundo que nos rodea.

Las posibles preguntas y direcciones de búsqueda son tantas que marean,
pues lo mismo incluyen aquellas geografías de audiovisualidad en las que
hemos sido acostumbrados a no pensar (por norma general, países del
subdesarrollo) que las más que numerosas producciones radicales que
-incluso en lugares primermundistas- no llegan a canales de distribución
poderosos: obras de contenido político, LGBTI, feminista, etc.

Junto con esto, es urgente dar cuenta de las transformaciones en la
producción, procesamiento, distribución y consumo de los documentos
audiovisuales, así como el diálogo social a propósito de ellos.
Fenómenos como YouTube; las plataformas de
distribución-producción-consumo como Netflix; creaciones de alta
tecnología como los televisores de pantalla curva, el sistema Imax, el
3-D, la capacidad de resolución a 2k y el formato DSP son todos puntos
de comienzo para un nuevo mundo audiovisual que lentamente se nos
acerca.

Si a lo anterior agregamos que, gracias a las posibilidades de Internet,
la crítica misma enseña ya ejemplos de multimedialidad, los paisajes por
descubrir resultan fascinantes. Y, además de lo anterior, a las
rebeldías políticas o temáticas nos queda sumar las obras y autores que
hoy marcan la rebeldía estética y la experimentación (más las
transformaciones de esa vieja compañera que es la televisión y esos
monstruos híbridos, como el videoarte.)

En fin, nuevas geografías, temas, grupos sociales, tecnologías, maneras
de producir, procesar, consumir, archivar, comentar.

Para colmo, luego de que intervengo en la asamblea para hablar de cosas
como estas, Samada, el nuevo presidente del ICAIC, nos invita (a Gustavo
Arcos y a mí) a conocer las nuevas instalaciones de corrección de color
y de proyección digital que han sido instaladas en el ICAIC. ¡Suerte de
suertes la que tuvimos! (ambos espacios me parecieron espectaculares.)
Además de la invitación inesperada, de Samada es de agradecer su
disposición a participar de la sesión final del Encuentro de la Crítica
Cinematográfica (a fines de noviembre), así como ahora en esta asamblea
de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica.

El futuro es enigma.

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A la semana siguiente, el lunes 17, tuve el privilegio de participar de
un momento bello; una de esas ocasiones que unicamente ocurre cuando el
amor estimula la acción y la dirige. Me refiero a la extraordinaria
presentación que -con motivo del cincuenta aniversario de la muerte de
Thomas Merton- ofreció el poeta, médico y narrador oral Jesús Lozada. El
lugar de la presentación fue la sede de Cuba Poesía, proyecto cultural
dirigido por el poeta Alex Pausides.

No de modo gratuito preciso estas tres credenciales de Jesús, porque lo
mismo nos encantó con su narrativa acerca de la vida y obra de Merton,
que nos curó el alma con lo que nos iba contando y explicando sobre la
espiritualidad de este, que terminó por arrastrarnos en dirección a la
poesía como experiencia radical de estar el hombre en el mundo y del
amor.

Valió la pena la mañana y ahora pensamos celebrar, en el mes de Enero
próximo, el centenario del natalicio de Lawrence Ferlinghetti. Por
cierto que el sitio exacto donde Cuba Poesía se encuentra, la esquina de
las calles 25 y Hospital, en el Vedado, es justo frente a los restos que
han sido preservados de lo que fueron las Canteras de San Lázaro, donde
José Martí cumpliera pena de trabajos forzados.

Gracias, Jesús.


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De aquí, a todo correr, salí en dirección al Taller "Diversidad e
Inclusión a través de una Plataforma Internacional," organizado por el
Consortium for Advanced Studies Abroad de la Universidad de Brown y la
Casa de las Américas. El taller, cuyos encuentros se extendieron por dos
días, fue ocasión única para abordar los procesos de
enseñanza-aprendizaje desde una óptica que busca identificar y enfrentar
los conflictos derivados de alguna condición de vulnerabilidad en los
estudiantes.

Enunciarlo unicamente así no hace justicia, o incluso deforma, las
numerosas complejidades de un proceso que abarca definiciones de
identidad sexual, experiencias de racismo, condición socioeconómica y
pertenencia clasista, filiaciones ideológicas y políticas, creencias
religiosas, género, entre otros aspectos capaces de lesionar personas y
erosionar los actos de enseñar y aprender. La pedagogía derivada de este
modo de mirar y analizar, la llamada "pedagogía de la vulnerabilidad",
comienzo por proponer que -junto con la carga de experiencias previas,
en todas o varias de las esferas mencionadas- también el profesor es
alguien vulnerable.

En el taller participaron docentes de España, Italia, Reino Unido,
Francia, Argentina, Chile, Estados Unidos y Cuba. Fue sumamente
interesante comprobar como la mayoría, al recibir grupos de estudiantes
de países diferentes a los propios, atravesamos conflictos semejantes.
¿Cómo mediar entre una cultura y otra, entre realidades, proyectos de
vida, sistemas de valores? ¿Qué debe ser enseñado y cómo? ¿Cuáles
equivocaciones evitar? ¿Cómo se manifiesta en el aula, durante la clase
o en otras interacciones de un grupo de estudiantes, la condición de
vulnerabilidad y qué hacer entonces? ¿Qué conocimiento y técnicas posee
el profesorado?

Lástima que en Cuba (¡tenemos mucho que aprender!) aún no se hable, ni
piense, la pedagogía de este modo. Y, más allá de la escuela, lástima
que movimientos sociales emergentes -como los relacionados con
enfrentamiento al racismo, militancia LGBTI, feminismo u otros- todavía
no hayan modificado lenguaje y procedimientos para interactuar con
nuevas categorías y maneras de accionar en sus prácticas diarias. Me
gustaría mucho ver desarrollarse, entre especialistas cubanos,
iniciativas como esta impulsada sobre todo por el Consortium for
Advanced Studies Abroad de la Universidad de Brown.

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Llegué tardísimo al Cojímar donde vivo y también dormí poco ya que el
miércoles 19, en horas de la tarde, me tocó ser uno de los presentadores
del volumen "Roberto Fernández Retamar: circunstancia de un poeta," del
argentino Sergio Marelli. Esta vez compartí la mesa con Jorge Fornet,
propio Marelli y Norge Espinosa. Publicado en Argentina, el libro de
Marelli es un grueso volumen que -además de reunir poemas, fragmentos
de cartas, de artículos o ensayos de Fernández Retamar- contiene las
respuestas de decenas de horas de entrevistas al poeta y ensayista
cubano, así como los comentarios que Marelli va intercalando al
material. De esta manera, el libro ocurre en una suerte de triple nivel:
en la voz de uno de los creadores más relevantes de la cultura cubana;
en la lectura acuciante de su seguidor y en el diálogo entre ambos. El
intercambio resulta todavía más intenso cuando a lo dicho se agrega el
dato de que el libro es pareja acompañante de un documental que
-titulado "El Quijote del Caribe"- es también de la autoría de Marelli y
está igualmente dedicado a Fernández Retamar. No vi en el público a
enviado alguno de las directivas mayores del sistema editorial cubano y
es de lamentar, pues se trata de un libro que bien merece tener edición
en nuestro país. Tuve, sin embargo, la alegría enorme de que regalaran
la hermosa y profusa antología "Ayiti Cheri. Poesía haitiana
(1800-2015)", compilada por Yasmina Tippenhauer, recién publicada por el
Fondo Editorial de la Casa de las Américas.

¡leer!

Por cierto que esa tarde del 19 de diciembre, terminada la presentación
del libro, me fui a visitar a par de amigos del corazón. Siempre es
hermoso con ellos, revivo y me aclaran el alma. Después, como es de
suponer, vuelvo a demorar (mejor ni cuento los minutos) en mi parada de
ómnibus y otra vez reaparezco tardísimo en el marino Cojímar. Desde hace
varios días vengo recordando que -si el 17 de diciembre, día de San
Lázaro, es el cumpleaños de mi mamá- este 19 de diciembre lo es del
grande, bueno y cuidador de San Lezama, en cuya memoria pronuncio (y me
lo quiero grabar como tatuaje): "Sólo lo difícil es estimulante."

lunes, 17 de diciembre de 2018

Un poco de alegría cuando... (el año casi termina)

Van escapando los días, arriba el fin de año, hemos discutido mil cosas
y siento que hay mil alegrías que hubiese deseado compartir (no lo hice,
no lo hice). Me hace pensar, cuestionar(me), para qué sirve este nuevo
universo de la comunicación virtual y qué hago con/él. La cuestión es
tan sencilla como calcular el tipo de persona que soy y así caer en la
cuenta de que -si no puedo compartir mi alegría de lector, espectador en
las pantallas de cine o televisión, oyente de música, imantado por la
tecnología o simple paseante callejero- entonces esto no me sirve para
nada o termina por aburrir.

Agracederé siempre la hermosa oportunidad de asistir a un momento bello
que (nos) regaló Alejandro Zamora, organizador principal de la
exhibición que -hace algunas semanas, el 14 de noviembre de 2018- tuvo
lugar en la Biblioteca Nacional "José Martí" para homenajear la historia
del hip-hop cubano. Zamora y Jorge Luis Montesinos, el curador de la
muestra, fueron más allá de las expectativas y dedicaron espacio no sólo
a los músicos, sino a la tecnología que posibilitó (para los de mi edad)
el consumo de esa música "americana" que, por entonces, era de una
peligrosa alternatividad.

Como los enlaces se producen en medio de sorpresas, apenas unos días más
tarde (el 25 de noviembre) asistimos (Zamora y yo) a la presentación de
la revista electrónica "El Arca" en la Fundación Ludwig de Cuba. La
presentación fue parte del ciclo "Revistas de cabecera", en el cual van
a tener la oportunidad de primer plano todas las publicaciones de este
tipo que -desde hace unos tres años- vienen apareciendo en esa enorme
cápsula de informaciones semanales que es el llamado "paquete". En esta
ocasión la publicación electrónica se titula "El Arca" y se define como
"revista cubana sobre animales", "publicación educativa, de
entretenimiento y de divulgación científica que se edita en Cuba por,
para y desde los amantes del Reino Animal, especialmente de los animales
de compañía".

La presentación, prometida para las seis de la tarde, comienza con más
de una hora de tardanza y demora luego casi dos porque resulta un éxito
espectacular; las preguntas se multiplican, el mundo de los animales
teje lazos con la sociedad y las respuestas abren intereses y
cuestionamientos nuevos en los pocos asistentes. Somos testigos de esa
maravilla de la comunicación y la cultura que es el arte de hacer
publicaciones periódicas; en este caso, el nacimiento, desarrollo,
escollos, éxitos y sueños de una revista temática.

Pero si esto es maravilla, mejor aún es el hecho de que -dentro de la
variedad de ofertas para consumo cultural de que es portador el llamado
"paquete"- se encuentran ya (hasta donde he podido coleccionarlas) 22
revistas en formato PDF. Estas publicaciones, ninguna de las cuales
tiene ni reconocimiento ni circulación oficial, abarcan temas tan
diversos como los animales, el cine, la farándula, el mundo del deporte,
los tatuajes, las quinceañeras y la moda.

Por cierto que, no hay palabras con las que agradecer el enorme
trabajo/esfuerzo de la Fundación Ludwig para acercarse, estudiar y dar
visibilidad a estos fenómenos nuevos de la producción y el consumo
cultural en Cuba. Días antes habían acogido a una investigadora,
procedente de la Universidad de Oriente, quien ofreció una charla a
partir de su trabajo de tesis, dedicado a los fanzines de rock en el
país. Pude ver imágenes de algunos de estos fanzines, comprobar la
cantidad enorme de información que contienen y convencerme de que
-visitando todas estas fuentes que hoy apenas tomamos en cuenta- es tan
necesario como posible reescribir la historia cultural del país.

A la semana siguiente, esta vez en el Instituto Cubano de Investigación
Cultural "Juan Marinello", estuve durante la presentación de las
publicaciones: "Miradas sociológicas a la Educación en Cuba", compilado
por Yisel Rivero Baxter; "De lo superficial a lo esencial. Lo
comunitario en prácticas culturales", de un colectivo de autores;
"Cartografía de las instalaciones culturales", de Hamlet López García; y
el "Anuario" de la institución.

De los trabajos que leí del "Anuario" dos me interesaron de manera
particular: "Cuba: la mala hora del trotskismo", de Frank García
Hernández y "El Congreso olvidado", de Rafael Acosta de Arriba.

La "Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí" fue dedicada
(No. 1, enero-junio de 2018) al tema "1898: una intervención; una
interrupción". Del conjunto de textos que allí aparecen, ninguno tan
cargado de sugerencias y potencialidades para investigaciones futuras,
como "Los países latinoamericanos, la Guerra de Independencia de Cuba y
la intervención de Estados Unidos", de Sergio Guerra Vilaboy. ¡Muy bien!

Gracias a los buenos oficios de mi hija, Karen, conocí -en la Fundación
Ludwig- a dos jóvenes escritores (¡muy jóvenes!) de la ciudad de
Medellín, ambos con hermosos proyectos culturales. Santiago Rodas,
editor de la revista de poesía e ilustraciones, "Gris". Los poemas del
dominicano Frank Báez son un puñetero puñetazo en la cabeza. ¡Dios mío,
qué tronco de poeta! El primer número de la publicación termina con un
dibujo simpático al tiempo que profundo; allí, un personaje encapuchado
advierte al dibujante que "¡El arte es inútil!" a lo cual este responde:
"¡pero sabroso!" Por su parte, Wendy Vera, es parte de la dirección de
"Entrecruzados", hermosa y humilde revista que se define como "hojas de
papel entintadas de cultura e impregnadas de inspiración que invita a
soñadores como vos y como yo a atreverse."

La llegada de esta edición 40 del Festival Internacional del Nuevo Cine
me dió la oportunidad de presentar la compilación del homenaje a Julio
García Espinosa que, hace ya dos años, fue organizado en la Casa del
Festival. En aquella ocasión fui invitado a ser parte de una de las
mesas y a presentar el libro en esta. Gracias a Lola, al Festival y a
Julio, quien siempre está aquí. Vale la pena este pequeño volumen lleno
de cariño. En la presentación compartí con Manolito Herrera, quien ha
hecho un documental de homenaje a Julio, documental que tengo enormes
deseos de ver.

También durante estos días de Festival volví a conversar con Bernadette
Wegenstein, profesora de John Hopkins University, quien tuvo la
gentileza de obsequiarme sus libros "Getting under the skin. Body and
Media theory" y "The cosmetic gaze. Body modification and the
construction of beauty." Además de esto, sumó uno de sus más recientes
artículos "Agatha's breasts on a plate: "Ugliness" as resistance and
queerness," texto que forma parte de un volumen cuyo título es tentación
en estado puro y que aspiro a leer en la primera oportunidad: "On the
politics of ugliness."

La Biblioteca Nacional presentó la exposición "Selma: 1965-2018",
trabajo colaborativo que reúne fotos del fotorreportero "Spider" Martin
(realizadas en ocasión de la célebre marcha de Selma a Montgomery
encabezada por Martin Luther King, en 1965); así como las hechas hoy, en
el mismo lugar, por los artistas Julio Larramendi y Karen Graffeo. El
catálogo es excelente.

Finalmente, el día 19 de diciembre (¡felicidades siempre, San Joseíto
Lezama!) debo de estar en la mesa de presentación del volumen
"Circunstancias de un poeta: Roberto Fernández Retamar", del argentino
Sergio Marelli, en la Casa de las Américas. Este grueso volumen, que hay
que agradecer (a la vez que lamentar la increíble morosidad o ceguera de
las editoriales cubanas para no haberlo hecho ellas antes), viene
acompañado de un documental-entrevista.

Vi películas interesantes como "El Papa Francisco: un hombre de
palabra", de Win Wenders; "Palo Alto", de Gia Coppola; "Bezbog", de
Ralitza Petrova y "BlackKKlansman", de Spike Lee. Laidi Fernández me
prestó la 6ta. temporada de esa joya que es "Seinfeld", serie que ambos
desaríamos (junto con "Monk") tener completa. Continué traduciendo
chistes para el pequeño volumen sobre el humor que he comprometido con
Ediciones Loynaz, de Pinar del Río. En esta línea, he disfrutado desde
eruditas investigaciones (como las compiladas por Guy Hassal en "Humour,
history and politics in Late Antiquity and the Early Middle Ages"),
inteligentes y muy interesantes investigaciones como las de David
Gillota en su "Ethnic humor in multiethnic America," hasta ese artículo
único, verdadera lección de ironía y latigazo ético, que es "How to
Write about Africa", del kenyano Binyavanga Wainaina. Y, claro que,
miles de chistes.

Sin embargo, el descubrimiento más grande fue "What you gonna do when
the World's on fire", el impresionante documental de Roberto Mivervini.
Me aplastó esa obra enorme de Minervini. Tuve el privilegio de
presentarlo, durante la master-class que ofreció en el recién concluído
Festival Internacional del Nuevo Cine y, más que eso, la posibilidad
única de quedar conversando con él y con su esposa. Dios me protege
cuando me da la posibilidad de conocer a personas de tan profunda
calidad humana y artistas tan auténticos.

Y sigo leyendo a los Padres del Desierto. De todas las anécdotas, mi
favorita es esta que sigue, del abad Macario:

""Un día, el abad Macario volvía del pantano a su celda llevando palmas.
Y salió a su encuentro el diablo con una guadaña. Intentó herirlo con
la guadaña pero no pudo. Y entonces le dijo: «Macario, sufro mucho por
tu causa, porque no te puedo vencer. Hago todo lo que tú haces: tú
ayunas y yo no como; tú vela s y yo no duermo nunca. Sólo hay una cosa
en la que tú me superas». «¿Cuál es?», le preguntó el Abad Macario. Y el
demonio le respondió: «Tu humildad, que me impide el que pueda
vencerte»."



Gracias por todo.