domingo, 15 de mayo de 2016

El orgasmo revolucionario

Hace pocos días, casi cuando mismo en la capital del país se celebraba una nueva edición de la Jornada contra la Homofobia y la Transfobia, a unos 100 kilómetros de distancia, en la ciudad de Cárdenas, un grupo de homosexuales fue detenido por la policía bajo la acusación de prostitución. La noticia aparece en una breve comunicación titulada “Detienen a gays, lesbianas y travestis en Cárdenas a pocos días de la IX Jornada contra la homofobia y la transfobia en Matanzas”, aparecida el pasado 13 de mayo dentro del blog “Afromodernidades” y con la firma del intelectual cardenense Alberto Abreu Arcia. Acompañando la noticia aparece la borrosa fotografía nocturna de una esquina en la cual se encuentran parados dos jóvenes vestidos y maquillados como mujeres.

Si es cierto o no que han cometido el delito del que se les acusa es algo que debe de ir precedido por una discusión profesional acerca de los límites para la definición de esa práctica que la autoridad tipifica como violación de legalidad establecida; dicho de otro modo, en el contexto de lo sucedido, resolver la contradicción entre la actuación policial y lo que en la nota expresa quien se identifica como Lulú: "...yo estoy en mi mundo. Ellos saben a lo que yo me dedico y lo que yo realizo. No sé por qué ellos caen en lo mismo”. O sea, las particularidades de esos dos “mundos” que funcionan según reglas diferentes, encontradas, opuestas.

Al mismo tiempo, la discusión acerca de los términos y contenidos del supuesto delito interesa menos que la repetición, en los testimonios, de lo que quien se identifica como Yanira describe del siguiente modo: “...cuando llegamos a la unidad, [ocurrió] lo mismo que ellos hacen siempre: reírse de uno, tenernos hasta tarde y querer levantarnos una Carta de Advertencia por prostitución masculina. Las áreas donde nosotros nos paramos las están alumbrando. Nos están como cerrando los pasos, sinceramente”. Es lo mismo a lo que se refieren Lúlú y Yadira quienes, según escribe el articulista: “no entienden esta situación y mucho menos por qué la policía cada vez que l@s detiene, l@s toman como objeto de burlas.” Algo que nuevamente aparece en el siguiente fragmento: “Cuándo le pregunté si tenían el nombre del policía o el número de la patrulla, Lulú respondió: “Ellos no dan ningún nombre”. (...) “fíjate si nos tratan como un cero a la izquierda”, y señala que le preguntó el nombre al oficial, y éste le respondió que no le tenía que dar ningún nombre, “que eso no era problema mío”.

II

Las preguntas de investigación a derivar de lo anterior, de no ser dolorosas, serían fascinantes como ejemplo de aquellos límites en los que el poder de-vela sus componentes más oscuros, donde comienza a poner en práctica una espeluznante auto-fagia. Lo primero de ello, la obscenidad de esa risa (completamente despreciable) gracias a la cual el contenido de la ciudadanía queda vaciado durante la situación de conflicto; dicho de otro modo, cuando la autoridad utiliza el poder en ella delegado para reirse de aquel a quien debiera de proteger. Aquí es necesario que quede absolutamente claro que esa autoridad no posee poder divino alguno, sino que en ella está depositado el poder de esa entidad colectiva denominada “pueblo”, dentro de la cual están estos propios sujetos burlados.

Este cambio de función, de la protección a la humillación, es explicable sólo si esos a quienes se considera delictuosos son apreciados como diferentes, “otros”; pero no según lo que “hacen”, sino partiendo de un medidor externo (para ello se suele apelar, como si todos compartiéramos su contenido, a algo a lo que llamamos “lo moral”) que los ridiculiza y priva de derecho ciudadano, que transforma a personas en juguetes o involuntarios payasos. La clave aquí es que esta policía que ríe no lo hace contra todo tipo de detenido, sino contra un particular tipo de detenido y no lo hace una vez, sino que lo hace siempre: "lo mismo que ellos hacen siempre: reírse de uno”. Puesto que es bastante poco imaginable que la policía se burle de los asesinos, ante quienes lo humano es experimentar horror, ladrones, violadores, secuestradores de niños o enemigos políticos, imaginar a quién o quiénes queda reservada, destinada, esa alegría perversa.

La risa es sólo la mitad obscena del abuso porque en su reverso el poder enseña su lado más desnudo y áspero como violencia simple; esto explica que el policía no sólo sea ríe, sino que (violando las propias normas de transparencia que supuestamente presiden el trabajo de la institución en sus relaciones con la población) se niegan a decir sus nombres, números, cualquier cosa que pueda identificarlos (para una futura queja) y tal vez hasta adopten una entonación de rufianes, pues es más que dudoso -hjaciendo otro ejercicio de imaginación- que lo siguiente haya sido dicho con delicadeza y respeto: “le preguntó el nombre al oficial, y éste le respondió que no le tenía que dar ningún nombre, “que eso no era problema mío”.

III

La violencia de lo sucedido ese día es un pequeño punto dentro de la larga historia de obsesión homofóbica por parte de las autoridades cubanas a lo largo de más de medio siglo; una obsesión que fluctúa en sus intensidades, pero que practicamente no ha dejado de existir nunca. En un chiste de mis años de secundaria (nací en 1960), la policía rodea la zona de Coppelia una noche, llena con homosexuales todo un camión con rejas y, antes de abandonar el lugar, comienza el chequeo de identidad de los detenidos. El policía encargado pregunta los nombres y todos van respondiendo con voz afeminada, pero llegan a uno que -de modo áspero y en forma crudamente viril- contesta que su nombre es Ramón Pérez. “¿Y este que está al lado suyo quién es?”, pregunta el policía. “¿Este?, responde el detenido, “¡este es mi marido!”. Lo que intensifica el chiste es que la última parte debe ser pronunciada con voz y gestualidad exageradamente femeninas.

O lo que es lo mismo a decir que nada desaparece, sino que deja residuos -de todo tipo y en todas partes- pues el chiste no flota sobre el aire, sino que corresponde a las penosamente célebres “recogidas” de los años 70 del pasado siglo en esa zona de la capital habanera. La violencia homofóbica quizás necesite de un mapa (que abarque los espacios, pero también las temporalidades) que nos posibilite ver, leer, el paisaje global de la violencia en una larga cadena de actos pequeños que lo mismo abarca iluminar una esquina particular que “higienizar” un sitio de reunión homosexual, reirse de un detenido que hacer chistes homofóbicos en un espectáculo público sin que ello merezca consecuencias.

IV

Esta disposición permanente, esta manía de controlar los cuerpos, en el escalón superior se manifiesta en dimensiones bio-políticas: movilizaciones militares o hacia la agricultura, espacios de supuesta purificación (como fueron las también célebres UMAP), desfiles que duran horas y se extienden a lo largo de kilómetros, jornadas de trabajo voluntario, tablas gimnásticas. La explosividad de cuerpos sanos (o a los que se intenta sanar), pasando de uno a otro sitio, activando, transformando; si pudieran ser calculados bajo la forma de energía generarían tantos millones de joules como el Sol, Cuerpos comunicando el espectáculo y la sensación de su cantidad de fuerza y de su limpieza esencializada.

El pasado 14 de marzo de 2016 apareció en el blog “El Estornudo” un artículo de Carla Gloria Colomé que -dedicado a explorar el mundo de los vendedores de “objetos de placer"- lleva como título “Vibradores vendo yo”. Se trata de un negocio que subsiste por debajo del radar, ya que la importación de dichos objetos” está prohibida en el país pues se le considera material pornográfico. Además de entrevistas a varios personas del negocio la autora busca establecer contraste con la opinión de trabajadores del aeropuerto que ofrecen detalles acerca de las prácticas de Aduana al respecto.

En este punto, si algo llama la atención es la mezcla de tolerancia y obscenidad. Lo primero porque, a pesar de todas las disposiciones (y obsesiones) legales, según informa el texto: "Nunca, al menos Yanara y los aduaneros que con ella trabajan, han decomisado ningún juguete sexual.” Lo segundo porque, según la misma testimoniante, "El trabajo en un aeropuerto es largo, extenso, agotador, (...) Algo hay que hacer para que el tiempo corra.” y es entonces que:

“A veces damos chucho entre nosotros, para variar un poco el día, el pasajero se muere de la vergüenza y me dice no lo saques y yo le digo por qué, a ver, por qué. Y llegan otros aduaneros con caras serias, el pasajero impaciente, hasta que sacamos el instrumento, y todo el mundo alrededor comienza a reír.”

En este fragmento la bondad (la disposición a entender el deseo del otro y aceptarlo como legítimo) pasa por el riesgo (de perder el trabajo si se es descubierto en un transparente ejemplo de “mano blanda”) e incluye la obscenidad (al exponer la más recóndita intimidad de ese mismo otro al que se ofrece una cómplice ayuda). O sea, en un mismo movimiento se hace burla del poder y se le reverencia.

V

En cualquiera de ambas historias, la de policías que se ríen de sus detenidos o aduaneros que ser burlan de la intimidad sexual de viajeros, son elementos comunes el que la posibilidad de actuar de tales modos se fundamenta en la autoridad y el hecho de que un grupo de sujetos ha sido colocado, señalado, ubicado, distinguido, identificado como seres de un límite donde las protecciones terminan.

No pocas de las contracciones futuras de la vida cubana van a pasar por esos límites y, en general, por el concepto mismo de límite y todo lo que implica; por el análisis de los involucrados en esta prácticas des-ciudadanizadoras y sus diversas conductas; por la calidad pública de hechos y personas o la voluntad de acumular silencio sobre ellos. Dicho de otro modo, van a ser debates propios de la tensión entre demandas de carácter civil y Estado, entre condición ciudadana y Estado de Derecho, entre democratización y autoritarismo. Puesto que nunca, bajo ninguna circunstancia, puede la policía burlarse del detenido, por des-ciudadanizar (palabra inventada) debe entenderse cualquier práctica cuyo diseño y efectos conduzca al aligeramiento del contenido de la noción “ciudadano” mediante la sustracción de derechos y la invención, enteramente impune, de atribuciones que no tienen ni el Estado ni sus órganos represivos, de control, administrativos o de reproducción de ideas.

Para terminar, confieso que, contrario a las normativas, me agrada la idea de un socialismo con consoladores: lo mismo importados que fabricados en el país y vendidos. Lo que suceda en el interior de una práctica erótico-sexual -individual, de pareja o múltiple- sólo debe de interesar a los implicados y el Estado sólo debería intervenir cuando haya afectación a terceros, violación del mutuo consenso y hasta ahí. El resto de lo que el Estado hace es vigilar las fronteras; cuidar que la democracia sea efectiva; que haya equidad y justicia social; que el entramado económico funcione y esté orientado al desarrollo; que los ciudadanos experimenten felicidad, pero absolutamente nada que tenga que ver con las vidas privadas de los ciudadanos porque la privacidad es un derecho ciudadano en sí mismo.

Es aquí donde el orgasmo revolucionario (lo cual es casi una construcción poética, lo sé) tiene que proponer(se) un goce sin exclusiones, una especie de utopía del ascenso universal en el cual todos los sujetos son dignificados en su deseo (repito que mientras no haya destrucción o daño de un otro) porque lo que resulta aquí comprendido y aprehendido es la infinita variedad de la experiencia humana. En la fantasía de este escenario, cualquier entrada de la risa que, desde que brota, busca degradar, es manifestación de un componente malsano, que quisiera contaminarnos a todos, que necesita de nuestro silencio o aplauso para conseguir extenderse por la totalidad del cuerpo social.

VI

La extensión del Derecho no trata exactamente del tiempo presente, sino del espacio de posibilidad para que algo tenga lugar; dicho de otro modo, no de la voluntad infantil de romper una norma, sino de batallar y arribar a las normas más justas para que sea mayor la oportunidad de realización en quienes nos suceden. Esto explica que, por encima de las restricciones del presente (que, en ocasiones hacen que terminemos aceptando cosas que internamente rechazamos, en las que tal vez no creemos siquiera o hasta nos disgustan) el Derecho habla de los espacios de libertad y felicidad, amargura, plenitud o miedo que van a tener nuestros hijos y nietos. No van, simplemente a recibirlos, sino que se los vamos a entregar, porque ese futuro es nuestra construcción.

Y ellos merecen mundos mejores.

v.

viernes, 13 de mayo de 2016

Sobre raza, belleza y cabello....

Conservo este recuerdo de la infancia: una casa larga, de aquellas con los cuartos corridos, cuatro, uno a continuación del otro. Es posible atravesarlos a través de las puertas que los comunican, pero también utilizando el patio. Y yo estoy parado a la entrada de ese patio y observo lo que sucede en el fondo. Es domingo y hay un grupo de mujeres reunidas; todas mulatas y negras, conversan mientras pasan el peine caliente al cabello de una de ellas. A cada una le tocará turno luego.

Pasar el peine era un ritual inviolable de la belleza para mujeres negras y mestizas según el grado de «encaracolamiento» del pelo. La palabra, inexistente en cualquier diccionario, debe significar el nivel de intensidad en cuanto a la manifestación de lo caracol, la cantidad de vueltas, el enrevesamiento, el enredo, la pasa. A medida que los cabellos se acercaban más a esa visión como lana de la pasa, más había que domesticarlos con aquel peine que lo mismo vi calentado (hasta cobrar coloración rojo vivo) encima de anafe de carbón que en la hornilla de la cocina de gas. En este camino de supuesta «mejoría» para el cabello, se encuentra también el desriz, que suele dejar el pelo con un brillo de artificialidad y demasiado pegado al cráneo, estirado y tieso.

Tengo otra imagen, esta vez de años más tarde: un grupo de jóvenes negros y mestizos lleva tan largo el cabello lanudo que forma una especie de gran pelota redonda alrededor de la cabeza. El peinado, al que ellos nombran «afro» o «spendrum», exhibe una genealogía política clara: es influencia directa del modo de llevar su cabello los radicales del Black Panther y en el imaginario popular cubano está asociado a una de las batallas políticas más grandes de los 70 del pasado siglo: la campaña de propaganda por la libertad de Angela Davis, activista afronorteamericana detenida y quien, a modo de protesta en contra del orden racista y para reafirmar su identidad de mujer negra, llevaba el cabello en el estilo afro.

Es importante entender que el proceso es parte de hechos que dan forma a una matriz cultural, conductual, ideológica, social y política mayor donde lo mismo quedan incluidas la minifalda (moda de esa misma época) que las ideologías del amor libre, el pelo largo a la altura o debajo de los hombros (en el caso de cabellos lacios), los pantalones que fueron conocidos como campana, el pantalón tubo, la sandalia, el bigote al estilo mostacho, el zapato de tacón alto llamado plataforma, la circulación y consumo (en redes por entero alternativas) de todo tipo de música rock y R&B, el sonido de los combos que en las fiestas juveniles hacían covers de grupos ingleses y norteamericanos del pop-rock de entonces, etc.

Un largo listado que es botón de muestra de los múltiples escenarios en los que tuvo lugar (y todavía continúa) la batalla cubana por la modernidad cultural. Aquí las variantes en el modo de llevar el cabello son, además de oportunidad para profundos enfrentamientos a propósito del concepto de lo bello, ocasión para complicados roces tanto ideológicos, políticos y culturales, como entre lo nuevo y lo viejo, lo nacional y lo extranjero, la tradición y lo moderno, el conservadurismo y el espíritu de rebelión.

Por eso me alegra mirar el cabello de los jóvenes de mi barrio y comprobar la diversidad emancipadora en la que tiene lugar hoy la moda de varones y hembras: largos en cola de caballo; con el trazado en cuadrícula de las llamadas carreritas; corto hasta el mínimo posible en la máquina o en los cráneos relucientes de cabezas rapadas con navaja; en largos tirabuzones al modo rasta o en suaves rizos; en las extensiones o con la blandura que propicia la keratina; sobreabundante y natural, recogido en un alto moño; o en esa fiesta de la creatividad y la fantasía que es el cabello moldeado, al modo de una pequeña obra escultural, mediante el uso de gel. A veces, para colmo, incluso van teñidos de color innatural: verde, azul, violeta, amarillo intenso.

En comparación con las constricciones del pasado, nada sorprende tanto como la keratina cuando es usada por varones de raza negra (para otorgar al pelo una visualidad lacia); en especial cuando el cabello es peinado, a imitación de los héroes del manga y el anime japonés, con un mechón que se derrama para tapar alguno de los ojos. Semejante imagen, que tradicionalmente fue arquetípica de la sensualidad femenina, ha sufrido tan compleja mutación que en la actualidad es común como afirmación de masculinidades de nuevo tipo.

Aunque lo mismo puede ser dicho de la utilización del gel para obtener esos peinados en los que el cabello termina en agresivas puntas, otro fascinante préstamo del manga y el anime. Solo que, en oposición al caso anterior, el desafío se pone de manifiesto cuando es mujer quien lleva dicho peinado y elige para sí esta imagen fuerte.

Las oportunidades de no padecer humillación por el tipo de cabello con el que se ha nacido, se han multiplicado y esto es consecuencia directa de las batallas libradas —durante todos estos años y por muchos miles de sujetos anónimos— a propósito de la dignidad y la belleza.

*Dedicado a Jacqueline Romero, poeta alegre y autora de un poco conocido texto sobre peinado, identidad y rebeldía.

jueves, 12 de mayo de 2016

Leyendo en Grolier's / Reading at Grolier's

La divertida imagen en la cual, antes de leer nuestros poemas, aparecemos aislados y concentrados, cerca, pero a la vez cada uno visitando su propio mundo interior, la excelente poeta Danielle Legros Georges y el grueso y mínimo yo.

El lugar es Grolier Poetry Bookshop, esa librería pequeña que es parte de la historia mítica de la poesía estadounidense de casi los últimos cien años.

Todo un privilegio que sólo admite la respuesta de Oshin, aquel personaje de una popular serie televisiva japonesa, que ante cualquier adversidad respondía siempre: "me esforzaré más".


Pensando en mi vida, puedo traducirlo como: "leeré más, trabajaré más, seré más hondo y también más generoso para llegar hasta donde se encuentran los buenos poemas (en general, literatura) y haré cuanto esté en mis manos para respetar y compartir los textos, las vidas y la memoria de sus autores, en mi comunidad inmediata y más allá".

Es un modo metafórico de referirme al viejo sueño de crear una red universal de sensibilidad humana, entendimiento mutuo, emociones compartidas y justicia.

Gracias a Danielle Legros Georges, por la lectura juntos.

A Katerina González-Seligmann, por la traducción.

A Dan Wuenschel, porque una tarde se acercó a conversar y, a partir de ahí, encontré a un amigo de la poesía.

A Elizabeth Doran, por las conversaciones.

A Harvard, por permitirme estar.


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This sort of funny image in which, before reading our poems, we appear isolate and concentrated; close, but distant: both visiting their own interior world. She is the great poet Danielle Legros Georges and the other is me, as I like to call my self: minimum.

The site is Grolier Poetry Bookshop, the little site to buy poetry books and organize readings that is part of the mythical history of American poetry along the last hundred years.

For me, is a privilege that can only be answered with the words of Oshin, the character of a popular Japanese TV series, whom -faced with different types of adversities through her whole life- always answered: "I will strive more."

Thinking in my life, I can translate it as: "I'll read more, I’ll work harder, I’ll promise to dig deeper and with more generosity to reach and to reveal the location where the good poems blossom (and, in general, the good literature).

It is a metaphor to say, with humility, that I will do my best to respect that texts and the life and memory of the authors, and my best to share them in my community and beyond.

The ancient dream of an universal network of human sensibility, mutual understanding, shared emotions and justice.

Thanks to Danielle Legros Georges, for the common reading.

To Katerina González-Seligmann, for the translation.

To Dan Wuenschel, because one afternoon he introduced himself to talk and, from there, I met a friend of poetry.

To Elizabeth Doran, for the many talks at Grolier.

To Harvard, for letting me be here.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Otras dos jornadas intensas...

Esa velocidad con la que se acumulan discusiones, diferencias, aportes, sorpresas, repetición, estancamiento o ilusión dentro del debate académico. La hermosura de la edad y las búsquedas, como una sangre que continuamente vivifica. La institución universitaria preservará semejante privilegio en tanto se encuentre fundada sobre bases sanas, mientras más amplia sea la mentalidad de sus directivos y más lejana o penetradora en el tiempo futuro la visión que del acto de enseñar tengan los docentes.

El viernes 6 estuve en Brown University, participando en uno de los paneles del encuentro titulado "Cuban Transitions: What's Left Out?". Felicidades a las organizadoras, Esther Whitfield y Jennifer Lambe, por tanto esfuerzo y atenciones en esta reunión que se celebró en el Watson Institute for International and Public Affairs, organizada por el Center for Latin American and Caribbean Studies, y con el co-patrocinio del Cogut Center for the Humanities y el Department of History de la misma universidad..

Cuando se viaja por país extranjero es emoción particular la coincidencia con amigos viejos, de modo que disfruté de manera especial la presencia de Juan Antonio García (empeñado en dar impulso al proyecto "La calle de los cines", en su Camagüey) y a José Ramón Sánchez (hacedor, junto con Oscar Cruz, de la muy importante revista literaria "La Noria"). Además de ello, estuvieron amigas como Katherina González Seligmann, Flora González y la sorpresa del actor cubano Lieter Ledesma, protagonista de la película "Alas", proyectada (para mi desgracia) en la noche.

De las presentaciones disfruté sobre todo las de Marc D. Perry, Mrinalini Tankha, Ben Chace (realizador del largometraje "Alas") y José Ramón, cuyas respuestas -ríspidas y de feroz independencia- quedan para la memoria. Por azares de la distribución de sillas me tocó quedar sentado al lado de Chase, de modo que dispuse de unos pocos minutos para conversar con el y experimenté la sacudida de escuchar a este joven realizador estadounidense que tomó de un cuento de Borges y algo también de Lezama la inspiración para su película. Gran obra de amor y de fe ha sido su descubrimiento, encantamiento, esfuerzo y continuidad a propósito del escritor cubano.

El día siguiente, sábado 7, lo disfruté también, hasta el último minuto, en la segunda sesión del taller con el primer grupo de seleccionados para las que van a ser jornadas anuales del Mark Claster Mamolen Dissertation Workshop Class. Estas jornadas, convocadas por el Afro-Latin American Research Institute at the Hutchins Center for African & African American Research, Harvard University, han sido concebidas para ofrecer un marco de intercambios de alto nivel a estudiantes graduados que, sin importar el lugar, se encuentren trabajando tesis cuyo tema se ubique en el área de los estudios afro-latinoamericanos.

Esta voluntad institucional no sólo es clara prueba del fortalecimiento del Hutchins Center, que con toda claridad apuesta por intensificar el alcance de su trabajo hacia lo que podemos definir como Afro-Latinoamérica (con todo lo que ello implica en cuanto a complejizar las visiones sobre la diáspora africana), sino que es muestra del empeño revolucionador del historiador Alejandro de la Fuente al frente del Afro-Latin American Research Institute.

(siempre termino esbozando una sonrisa cuando casi falta el aire para pronunciar títulos tan largos)

Para captar el sentido de aquello a lo que me refiero al hacer uso del término "voluntad institucional" basta tener en cuenta la organización, en el mes de diciembre, del simposio “Afrodescendientes: quince años después de Santiago. Logros y desafíos” en el cual -además de líderes afrolatinoamericanos- participaron funcionarios de agencias internacionales y de gobiernos de la región, profesores y estudiosos del tema.

Más que merecido es el aplauso porque Alejandro ha hecho un trabajo impresionante como figura líder en ambos eventos, además de que se entiende (mediante la suma de ambos escenarios) la existencia de un verdadero proyecto de desarrollo para los estudios afro-latinoamericanos, así como las múltiples conexiones de dicho empeño con el modelo general del Hutchins Center y ello quiere decir que aún tenemos mucho que esperar en esta área.

En fin, que el taller, lo mismo ese sábado en el cual estuve a jornada completa que en su totalidad, según opinaron luego los participantes, fue un éxito completo. Destacó la atmósfera de sana colaboración y diálogo, sin egos ni "divismo", el interés de los temas, la calidad de las presentaciones, el aporte desinteresado de los asistentes.

Gracias, Brown.

Gracias, Harvard.

lunes, 9 de mayo de 2016

Mi despedida literaria de Harvard

Mañana tendrá lugar, en frase que suena medio extraña, mi despedida literaria de Harvard.

Me refiero con ello a que he escuchado poemas de otros, asistido a conferencias, pronunciado algunas, realizado par de lecturas de mis propios textos y a que mañana tendré la oportunidad (algo así como un doble privilegio) de leer junto a Danielle Legros Georges en Grolier Poetry Book Shop.

Danielle Legros Georges es Boston Poet Laureate desde el año 2014,  profesora en Lesley University y hace apenas unas horas acaba de recibir un Doctorado Honorario de Emerson College, lugar donde completó estudios universitarios.

En cuanto a Grolier, esa pequeña librería independiente especializada en poesía y situada a un costado de la poderosa Harvard Book Store, es una suerte de joya próxima al milagro que nos lleva en dirección a la leyenda.

Fundada en el año 1927, Grolier sobrevive como una de las muy pocas librerías de su tipo en el país e imagino que en el mundo. La socorrida Wikipedia nos informa que, a lo largo de los años, fue lugar de visita para autores como John Ashbery, Robert Bly, Robert Creeley, Donald Hall y Frank O'Hara; que Conrad Aiken vivió en un apartamento en los altos; así como que escritores como E. E. Cummings, T. S. Eliot, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg, Denise Levertov, Marianne Moore, Charles Olson, Robert Pinsky, Robert Lowell, James Tate y Adrienne Rich, entre muchos otros, fueron amigos del lugar.

Si tienen oportunidad, nos allí vemos mañana, a las 7:00pm, y luego unos minutos de buena conversación.


Lectura de Danielle Legros Georges y Victor Fowler

Mayo, 10 de mayo, 7pm – 9pm

Grolier Poetry Book Shop, 6 Plympton St, Cambridge.

(gracias a la lealtad sin límites de mi amiga Katerina González Seligmann, quien ha hecho las traducciones, la lectura será en español e inglés)

jueves, 28 de abril de 2016

On Bettina Love's talk, or: A talk with love...

Hours later I continue immersed in the kind of atmosphere emanated from Bettina Love’s presentation at Hip Hop Archives at Hutchins Center, Harvard University. She is a fellow of the W. E. Dubois Institute, is currently teaching at the University of Georgia and her talk was entitled "Get Free: Hip Hop Civics Education”.

The connection between the access to freedom and the concept of “civic education” only reveals the core of the presentation, maybe the central tension around which the ideas flowed, but Love’s talk was largely much than this. Like a rapper herself she walked in front of microphone, waved the body, moved the hands, used the period of breathing and marks of accent to exhibited a sort of rhythm. She offered an academic presentation with flow.

What I’m describing is the way in which some who teach hip-hop showed how to teach, at the same time that she was delivering an academic presentation: she changed the rules and was erudite, funny, authentic and opened to our eyes a new field of questions and possibilities.

Is hard to resume not only the talk, but the different ways envisioned into Love’s research and project, or through the questions made by the attendance. First than anything else, because in the background of the words we should assume the harsh realities of the crisis of education as a world problem. Second, because the crisis should be installed in the territory of American nation and their history. Third, because to speak in the country about lack of attention, violence in the schools, acute necessity of teachers, low budgets and other disgraces, is to speak about black communities: just the locations that nurtured the rebel voice of hip-hop.

In the hands of Love the hip-hop is a tool to discover the past, to recover self-esteem, a tool for the understanding of the present, a door to the self knowledge and for the establish of links between people in their desire of alternatives futures of solidarity, pride, understanding, prosperity and joy.

Hip-hop is an spiritual guide into which is preserved the whole experience of the deprived, it is the most inconceivable depository or archive, full of histories of the past and our current fights also, even containing our dancing practices or our style of walk along the streets, and our form of express happiness when we meet an old friend.

In the work of Love’s the use of hip-hop in the classroom as part of one process who involved a fascinating pedagogical challenge: to apply during the teaching-learning process a group of different elements intimate tied to the practice of hip-hop (for example, the physical ability to produce coordinate movements or the verbal-cognitive to produce improvised lyrics).

Like the majority of all the very good ideas, its basic principle is simple and productive. Is not the same when we see a break-dance competition and we stand surprised, trying to understand how the dancers could develop movements that looks against all laws of Physics? Could we use these movements, energy and joy into the classroom to teach science, for example? If we want to go even further, there is a new and definitive question: Could we teach, in a formal classroom environment, that all this grace and wonders of the body are only possible, and express their final meaning, when we understand it as a moment of transcendence?

This move, from the pure joy to the trascendental, is the assumption of responsibility for our actions and, by the way, our history. That is, in all its different possibilities, what hip-hop proposes. From this angle, speaking of long time deprived communities and offering now a tool to improve teaching and life, Love claimed for an extended reform of society and spoke about the new black intellectuals linked to hip-hop.

We need more projects like this.


V.

Las 1, 001 noches de Desiderio...

Suceden tantas cosas y hay tanto interesante‭ ‬-lo cual no implica que me atraiga ni que desee elogiarlo-‭ ‬que no hay manera de que el tiempo alcance.‭ ‬En ocasiones es un acontecimiento gigante,‭ ‬de esos que empujan con su significación a centenares de miles o a millones‭; ‬en otras,‭ ‬son episodios diminutos,‭ ‬extraviados dentro de la vertiginosa dinámica de un país o una época.‭ ‬Quisiera extenderlos,‭ ‬compararlos,‭ ‬encontrar los enlaces posibles que los conectan o las desconexiones,‭ ‬mirar la realidad como un mapa dinámico de actores dinámicos,‭ ‬atravesado de fuerzas que se encuentran,‭ ‬chocan,‭ ‬colaboran,‭ ‬se anulan,‭ ‬o se suman para entonces ingresar a un orden superior.

La desgracia parece,‭ ‬o tal vez es,‭ ‬más urgente que el simple gesto de contento y se atropellan días sin expresar alegría y gratitud por el extraordinario trabajo de ese más que promotor cultural que es Desiderio Navarro,‭  ‬director,‭ ‬cabeza,‭ ‬guía y ejecutor de ese proyecto magno que es el Centro Teórico-Cultural Criterios.‭

Desiderio se ha echado en hombros la tarea titánica de filtrar cultura contemporánea‭ (‬desde los más de‭ ‬20‭ ‬idiomas que maneja‭) ‬y de refractar esto en traducciones,‭ ‬en la conformación de la revista‭ “‬Criterios‭”‬,‭ ‬en la colección de libros a la cual el Centro brinda sello,‭ ‬en la organización de conferencias con invitados internacionales de absoluto lujo y en ese hermoso gesto altruista que es‭ la puesta en circulación anual, durante los últimos cinco años, de 1, 001 textos teóricos a lo largo de unas horas de fiesta que él ha denominado: «Los mil y un textos en una noche».

‭Esa inmensa cantidad de documentación, útil para la enseñanza y, en general, el conocimiento, y que abarca todas las artes, culturología y filosofía, conforma los fondos electrónicos de la Biblioteca Salvador Redonet Cook del Centro Teórico-Cultural Criterios.

‭¡Qué hombre este, renacentista y enciclopédico, que puede él solo cargar el peso de crear toda una biblioteca entera para ayudar y brindar servicio a las ciencias sociales del país!

miércoles, 27 de abril de 2016

"La tarea de liberar las palabras" (pensando en Marcuse)

 Llevo días pensando en unos fragmentos de Marcuse que me impactan desde que los leí por primera vez, del capítulo titulado “¿Un fundamento biológico para el socialismo?” en “Un ensayo sobre la liberación”, libro que hoy -con sus ya casi cuarenta años- me hace pensar en los cambios de realidad, o del mundo, a propósito de lo que percibíamos, creíamos o entendíamos en aquellos tiempos de cruda “guerra fría” y en relación a las maneras que hoy tenemos de manejar nuestro presente.

¿Qué significa ahora un llamado como el siguiente: “el análisis crítico de esta sociedad solicita nuevas categorías: morales, políticas, estéticas.”?

De las varias preguntas que pueden ser hechas a partir de aquí, extraigo unas pocas: ¿es necesario algún tipo de “análisis crítico” de la sociedad? ¿por qué y para quién? ¿qué es un “análisis crítico”? ¿después de que, a la altura de los 60’s del siglo pasado, Marcuse se sintiese necesitado de “nuevas categorías: morales, políticas, estéticas” para la tarea de realizar el “análisis crítico” de la sociedad, volvemos acaso a estar en el mismo punto? ¿qué cambió y qué no cambió?

La hábil operación de Marcuse fue -tomando como premisa la idea del capitalismo, en su etapa post-industrial, como reino del desborde de la mercancía y del derroche- desplazar la atención (mediante el despliegue de una suerte de “estructura de sentimientos”) hacia la manera en la que el consumidor experimenta esa abrumadora presencia de una mercancía “sentida” desde la óptica de su enormidad y cantidad; dicho de otro modo, extendiendo la noción de alienación (que en Marx está sobre todo situada en el momento de la producción) hacia el interior mismo de la acción de consumo.

Con semejante apoyo teórico el filósofo podía escribir hermosos párrafos como este, donde resuena el eco de grandes ideólogos de la transformación moral en épocas distintas:

“La categoría de la obscenidad nos servirá como introducción. Esta sociedad es obscena en cuanto produce y expone indecentemente una sofocante abundancia de bienes mientras priva a sus víctimas en el extranjero de las necesidades de la vida; obscena al hartarse a sí misma y a sus basureros mientras envenena y quema las escasas materias alimenticias en los escenarios de su agresión; obscena en las palabras y sonrisas de sus políticos y sus bufones; en sus oraciones, en su ignorancia, y en la sabiduría de sus intelectuales a sueldo.”

La obscenidad es, entonces, todo el extraordinario entramado simbólico que el poder real necesita para enmascarar el hecho de que, más allá del placer durante el acto de consumo (ya sea el momento efectivo o su rememoración después), la mercancía es tanto un vehículo, como un soldado, un espejo o una suerte de maqueta en la que podemos “leer” la destrucción.

¡Elegante espadachín!

Y bella la proposición o salida del punto dentro del cual nos ha colocado:

“La terapia lingüística -esto es, la tarea de liberar las palabras (y por tanto los conceptos) de la total distorsión de sus significaciones, operada por el orden establecido- exige el desplazamiento de los criterios morales (y de su validación), llevándolos desde el orden establecido hasta la revuelta contra él.”

Si de des-contaminar lenguajes de poder se trata, entonces es tarea que trasciende geografía y momento.

v.

lunes, 25 de abril de 2016

Un sábado especial

mayo 19 de 2008


Estuve entre los miles de personas que, a lo largo del sábado, pasaron por el Pabellón Cuba habanero para enterarse o ser parte de la actividad central por el Día Mundial de Lucha contra la Homofobia. Fue una gran fiesta en la que hubo conferencias, encuentros con activistas de la lucha contra el SIDA, lanzamiento de publicaciones, lectura de poemas, una función de teatro espontáneo, música, mucho encuentro social y más. En un cine cercano (como parte de toda una semana dedicada al homoerotismo) se había proyectado una película a la que sucedió un debate con el público, conducido por el crítico de cine Frank Padrón. En la Fundación Ludwig, hoy lunes, va a ser inaugurada en horas de la tarde una exposición de los artistas Raúl Martínez y Rocío García. En un teatro habanero se ofreció un espectáculo de danza, igualmente dentro de la jornada. La televisión nacional exhibió (sin cortes) Brokeback Mountain de Ang Lee y también hoy, lunes, habrá un programa de debate (Diálogo abierto) sobre el tratamiento a los homosexuales en la sociedad cubana. En la noche del sábado, como punto más alto, se celebró un espectáculo de trasvestis que tuvo gran asistencia de público y del cual son más que elogiosas las opiniones.

Permanecí varias horas en el Pabellón. La gente entraba y salía continuamente; en la calle, desde la cual se veía una enorme bandera con los colores del arcoíris, la vida seguía su curso y no había policías u otra señal de paranoia o control. A la entrada, jóvenes activistas repartían folletos, afiches y condones. Adentro, durante la actuación del grupo Teatro Espontáneo, bajo la dirección de Carlos Borbón, se creó tal dinámica que gente muy joven habló públicamente de su homosexualidad, de familias que los aceptan o rechazan, del orgullo por la identidad que reivindican. En el momento que la coherencia fue rota, por una joven que se confesó heterosexual, hubo primero un pequeño abucheo cariñoso, pero cuando la joven explicó que su presencia allí era apoyo, estalló una salva de aplausos. No sé la cantidad, pero tal vez unas 300 personas en ese preciso lugar de la instalación y momento. Habrá mejores plumas para describirlo y sólo confieso que me encantó la atmósfera.

Hablé con varios de las organizadores y ya estaban, allí mismo, haciendo planes para la celebración del año próximo. De las cosas que más disfruté, la asistencia masiva de jóvenes (no pocos heterosexuales, muchos con sus parejas, pero que habían venido a dar su apoyo), la creatividad de los travestis, la alegría que todo el tiempo reinó. De las cosas que no entendí, la aislada presencia de intelectuales en una ocasión que merecía que estuvieran y se les notara. No sé si a alguien se le ha ocurrido hacer un reportaje integrador de lo sucedido en esta jornada, que agregue a lo ya mencionado noticias de lo sucedido fuera de la capital cubana, pues igualmente hubo celebración (hasta donde conozco) en Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Santiago de Cuba y Provincia Habana; de manera que es posible soñar con que el año próximo tengamos una verdadera jornada de celebración nacional.

En lo personal, sentí como un honor el que me invitaran a leer como parte de un grupo de escritores formado por Nancy Morejón, Antón Arrufat, Norge Espinosa, Laidi Fernández y Nancy Alonso. Estos son los dos poemas que leí:


PATRICK STREET

A veces los matan en escaleras, detrás de automóviles, en
matorrales o cualquier construcción en ruinas; un pequeño
error y entonces la sangre sale a bailar con lascivia, que es
como lo disfruta. Pero, ahora, son los muchachos del café en
Toronto quienes bailan e imitan a sus cantantes favoritas, se
multiplican en la alegría de poder ser y ninguna otra lógica
los protege. Han venido a esta covacha que es una huída del
mundo, con trajes que debieron de haber estado preparando
durante meses, para brillar en el fulgor de unos pocos minutos
en el escenario. Son reinas entonces, hechas para el estallido
de aplausos y el tipo de camaradería que sólo van a tener aquí,
donde ahora las bocas son besadas. En cuanto vuelvan a la calle,
pueden ser cortadas, pateadas o asesinadas; a veces por robarles
y otras sólo por diversión o rabia. Por eso me asombró el que a
las dos de la madrugada salió con labios pintados de blanco,
peluca hecha con tiras de plástico y un leotal oscuro apretado
al cuerpo. Y recordé la Habana en donde igual estarían sintiendo
el hilo de música de los setenta; pero no sé, creo que más tristes.



FUEGOS DE ARTIFICIO

para Kenneth Anger

Todavía las bocas y las manos son de inocencia,
ahora que terminaron los juegos
y se exploran en la escalera semioscura.
No se me esconde el sudor,
como metáfora del deseo,
y también que no podrían explicar cómo
llegaron aquí;
sólo el flujo entre los cuerpos y la sensación
de que es eso lo que hay que hacer.
Entonces los sorprenden.

II

En fuegos de artificio la historia es narrada mediante
el agua: un jardín lleno de fuentes, el agua cayendo
de la boca de las estatuas y una figura, suponemos
que de mujer, enmascarada.
Visto de cerca, demasiado cerca, el líquido amenaza,
pero también es la delicadeza; cómo mismo, en suma
de años, se terminará descubriendo que ocurre con el
placer.
La sucesión de figuras parece escupir, condenar, y la
enmascarada huye.

III

Robaron la delicadeza: el griterío cuando no había
más meta que el conocimiento, la coloración de una
culpa en lo adelante arrastrada.
Con esa energía, como en un drenaje, los cuerpos
tomaron su camino.
No coincidió y ni siquiera se reconocerían,
no sabe si la interrupción es muerte,
pero todavía está allí y se sorprende en la escena
rota, preguntando
-como quien olvida el número de teléfono
del primer amante-
qué pudo ser.


v.

Cuba y Arte Porno: Los caminos futuros...

junio 2, 2008



Si se reduce la condición humana a unos pocos indicadores mínimos, tal vez sea exacto decir que somos cuerpos que sienten, piensan y hablan; en el polo opuesto, beben-comen, se reproducen, duermen y callan. No se trata de un simple rejuego entre conceptos, sino de concordar en que habrá siempre un número básico de escenarios a cuyo propósito tenemos todos experiencia y opinión: el de lo pornográfico uno de ellos.

Organizada por la artista y curadora Sandra Ceballos, en el espacio expositivo denominado Aglutinador y que ella mantiene en su casa desde hace años, tuvo lugar la inauguración de We are porno, sí. Primera Exposición Anual Internacional de Arte Pornográfico en la Habana. A nivel del país, luego de más de una década de exhibiciones de arte plástico y concursos o publicación de obras literarias que tienen como tema el erotismo, esta propuesta de ahora no puede sino ser analizada como una voluntad de radicalización. A pesar de ocurrir en una incómoda noche lluviosa, la afluencia de un público integrado en su mayoría por jóvenes fue masiva. En el contexto de Cuba, donde cualquier trabajo con límites de inmediato adquiere dimensiones extra-artísticas, el hecho envuelve un gesto que merece elogio al tiempo que despierta no pocas preguntas.

Que una exposición con semejante intención sólo haya podido ser organizada en un espacio privado, ilustra a la perfección las dificultades y cautelas con las que diariamente opera el sistema institucional cubano. Sandra, ella misma una sobreviviente de las prácticas artísticas de los ochenta cubanos, una época en la cual entró al país y se transformó en rápida fiebre la idea del artista como curador e interventor social, desplazó el concepto al erigir la casa propia en improvisada galería. Una galería que opone, a la perfección aséptica propia del salón para exposiciones, un espacio en donde se torna arduo “ver” y las interacciones personales (el “estar en el lugar exacto a la hora exacta”) terminan por dar el toque último que la obra necesita para alcanzar su plenitud como tal.

II

Aunque la sensación de camaradería, el ser testigo-partícipe de un circuito alternativo, la masividad de la asistencia (lo son, en las condiciones referidas, las más de 100 persona que hubo) e incluso el estado del tiempo reinante carezcan de significación artístico, sí es correcto afirmar que nos dibujan los contornos de un verdadero hecho social y es que pocas exposiciones fueron tan esperadas como ésta, tan necesaria y visiblemente faltante; una suerte de demanda que brota del agujero mismo de la falta, un agujero que resta coherencia al universo de las artes en un determinado país y lugar y es la inscripción que señala la zona a partir de la cual termina lo posible.

Partiendo de considerar ´´pornografía´´ una gama que va desde la alusión a los órganos sexuales hasta su presentación en pantalla o como elemento principal en al área de un cuadro, los artistas reunidos se propusieron usar para algo más estas “realizaciones” del deseo. Puesto que hay que asumir la combinación implícita en la propuesta global (PORNOGRAFÍA + ARTE) es justo aquí donde se revelan las sorpresas esenciales: el predominio de elementos lúdicos por sobre los dramáticos; la escasez de un plus que pida ir más allá de las imágenes y abra el diálogo hacia lecturas del dolor, la decrepitud, la muerte; el dominio de imaginarios heterosexuales; el tímido uso de la parodia y la ausencia de violencia, desesperación o escatología. En este sentido, la suma del material expuesto es más lúdica y celebratoria que exploratoria y perversa. Claro que esta opinión, si bien apunta a hechos verificables al contemplar la suma de obras exhibidas, carece de sentido si además no es contrastada con las dificultades del curador para conformar la muestra, algo a lo que Sandra (refiriéndose a la pobre participación femenina) hace alusión en una de las preguntas que aparecen en el catálogo.

III

La decisión de dar nombre a la exhibición mediante una estrategia de travestismo lingüístico que combina un auto-reconocimiento de identidad en idioma inglés (we are, lo cual instala como trasfondo el aparato de la más grande industria pornográfica del mundo) y una suerte de énfasis duplicador con la partícula afirmativa en español (sí) desvía el mensaje hacia la tradición cubana, la hipocresía social y, no en último grado, el aparato de la institucionalidad nacional. La reunión de obras de autores consagrados de varias generaciones (Servando Cabrera, Rafael Zarza, Chago Armada, Rocío García, Tomás Esson, René Peña, Elio Rodríguez, etc.) junto con otros muy jóvenes establece una línea de continuidad que, en las condiciones cubanas, equivale a una declaración orgullosa de supervivencia del deseo: los cuadros fueron pintados, los coleccionistas los mantuvieron y su capacidad de imantación se mantiene intacta ahora que se les puede ver. No es sólo que obras de semejante contenido desde siempre existieron (un cuadro de Servando Cabrera está fechado en 1964 y los trabajos en pequeño formato de Zarza son de 1970), sino que los jóvenes del presente amplifican dicha herencia cuando apelan al video y las nuevas tecnologías informáticas y dan muestras de una irreverencia poco menos que anarquista. En este sentido, la exposición corre el límite de lo posible más allá de la reflexión sobre el cuerpo o el erotismo (con la que hoy identificamos a artistas como Eduardo Hernández, Rocío García, René Peña y Elio Rodríguez) y nos convoca a un nuevo nivel. Ha sido inaugurado un campo.

IV

Desde tal punto, habría que entender como una convocatoria a la apertura, el hecho de que la habitual “voz autorizada”, propia de los catálogos, haya sido sustituída por una serie de preguntas hechas a cuatro críticos y curadores (tres de ellos mujeres, tres de ellos hoy día residentes fuera del país) más una joven estudiante de Historia del Arte en la Universidad de la Habana. Semejante fragmentación del lugar reservado a la autoridad, en este caso del intérprete de arte, democratiza la supuesta voz central y hace pensar que allí pudieron haber estado otros nombres, pues dentro de lo pornográfico “trabajamos” todos; a fin de cuentas, ninguno de los críticos convocados se reconoce o presenta a sí mismo como experto en el arte pornográfico, a no ser que consideremos como tal las cuatro citas de la artista futurista Valentine de Saint-Point repartidas a lo largo del catálogo y que numéricamente son casi tantas como la cantidad de críticos que en el proyecto participan.

La elección de este personaje por parte del curador tiene toda la intención de dar vida a una quinta voz, pero esta vez proveniente del pasado y con la aureola de lo mítico. Saint-Point ha cobrado importancia en años recientes no sólo por su condición de mujer, en un grupo donde la mayoría inmensa de los integrantes eran hombres, sino por haber confrontado a nivel textual la misoginia de Filippo Tomasso Marinetti, el fundador y figura mayor del movimiento. El 20 de febrero de 1909, en el diario parisino Le Figaro fue hecho público el Manifiesto futurista cuyos puntos 8 y 9 eran los siguientes:

Queremos glorificar la guerra – única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas para las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.

En respuesta a la ideología patriarcal que tales postulados implican, y el 20 marzo de 1912, Valentine de Saint-Point publica el Manifesto della donna futurista y al siguiente año el Manifiesto futurista de la lujuria; es de aquí que fueron tomadas las citas del catálogo, que ahora vale la pena reproducir:

El arte y la guerra son las grandes manifestaciones de la sensualidad: de ellas florece la lujuria.
Es preciso ser conscientes ante la lujuria. Es preciso hacer de la lujuria lo que un ser inteligente y refinado hace de sí mismo y de su propia vida. Es preciso hacer de la lujuria una forma de arte.
La lujuria estimula las energías y desencadena la fuerza.
¡Destruyamos las siniestras baratijas románticas, las margaritas deshojadas, los dúos bajo la luna, los falsos pudores hipócritas!

La distribución de las citas de Saint-Point a lo largo de todo el breve catálogo señala que es ella quien atraviesa sobre las dispersiones y las unifica por encima de matices o diferencias; de este modo, el conjunto invita a que nos unamos a la nueva militancia.

Esto hace desear la posibilidad de segunda vuelta que el título de la exposición promete para el año venidero; una muestra que no sólo integre nuevos soportes y formatos (por ejemplo, la caricatura o la animación), sino que enrumbe por caminos nuevos, convulsione las certezas que tenemos y proponga una realidad con otros límites.

v.

A manera de postdata

No quiero terminar sin hacer dos cosas, la primera de ellas destacar mis favoritos de la exposición. Rafael Zarza, cuya calidad técnica en el dibujo es impecable y que, además, presenta un mundo de imágenes sumamente personal. Sus toros copulantes insuflan una violencia que inquiieta al tema de la sexualidad humano-animal, de larga tradición en la historia de las artes plásticas. Uno no puede dejar de pensar en la energía de toros picassianos, deformados con expresividad expresionista, al tiempo que en las reses colgadas en ganchos de carnicería que pintó Bacon; como si ese deseo masculino que llena las imágenes comunicara también una sexualidad feroz que ronda con la muerte. Una sesión de ensayo del grupo de rock alternativo Porno para Ricardo es el disparador de una caótico-lúdica sesión de desnudismo colectivo (fotografiada por Leandro Bonachea y Claudio Fuentes), en la cual participan los músicos y varias mujeres, tal vez sus compañeras; dos pantallas muestran en sucesión decenas de fotos y como fondo escuchamos la música del grupo, famoso por la irreverencia de las letras y su espectacularidad en los conciertos. Rocío García participa con dos cuadros marcados por una atmósfera de misterio y poética violencia; su mundo transcurre en el espacio privado, en la galantería de una sexualidad refinada (por el aparato de conquista) al tiempo que dura. Sandra Ceballos, cuya obra hay que leer en contrapunto con las citas de Saint-Point, despliega una cama cubierta de grandes plátanos (llamados plátanos machos en Cuba) y, en un mismo movimiento, se burla tanto de la ideología patriarcal como del mito de la mujer que sufre en soledad, tal vez la lejanía del varón: su obra se titula El más rico de todos los machos. Rubén Cruces presentó una instalación en la cual, con ánimos de contraste, con el background de una melosa pieza de Ravel y encima de un cuadro abstracto es proyectada una película pornográfica; sólo que la película ha sido contrastada hasta que las figuras ya no son más que un juego de luz y sombras, abstractas ellas mismas. El efecto de extrañamiento que tal construcción provoca (al enlazar para lo abstracto el arte plástico, el cuerpo y el cine), constituye un atractivo procedimiento que el artista pudiera desarrollar en el futuro.

Lo segundo es un breve comentario a una de las respuestas de Suset Sánchez en el catálogo y que es que no se debe de olvidar que (ya desde El sistema de los objetos se veía venir esta obsesión) la idea baudrillardiana que conecta espectáculo hiperreal y pornografía fue pensada para criticar la el hiper-consumo y la obscenidad de lo político en la sociedad liberal. Junto con ello, recordar que al crítico le es poco menos que imposible dejar de ser (aparecer como) algún tipo de experto y que la valoración existe dentro de una cadena de valoraciones en el mundo. De tal modo, aunque se haga con un poco de cinismo, es perturbador que el crítico cargue sobre sus hombros, acepte, la decisión de si un grupo humano (en este caso, los cubanos) deben o no acceder (disfrutar) de la pornografía. La respuesta negativa, con el argumento de que la tienen a diario en su cotidianeidad como opción única, descalifica la propia exposición en la cual se participa. Sin embargo, esto no es tan confundidor como la segunda justificación de la negativa: mejor que conserven la pornografía como deseo, como imagen imposible, ya que, de todos modos, si accedieran a ella se decepcionarían. No es una maldición, pero sí una condicionante del diálogo, que la locación desde la cual se enuncia carga las palabras y frases semejantes, con unos pocos retoques, igual pueden ser dichas para comunidades indígenas en Bolivia o México, para negros de Haití, campesinos birmanos o mendigos callejeros de Calcuta.

Ni devorar al Otro a nombre de una supuesta modernidad que todos debemos de asumir, ni transformarlo en un nuevo tipo de salvaje rousseaniano, esta vez destinado al tantalismo. En lugar de ello, tal vez lo justo sea imaginar la pornografía de cualquier contexto (política y corporal) y tratar de entender, desde el adentro, las batallas más o menos extendidas que se dan para la redefinición de límites. Por ello, una gran felicitación para los organizadores y artistas que hicieron posible We are porno, sí.

Aseguran que esto va ser anual: ¡nos vemos en la próxima!

domingo, 24 de abril de 2016

Acabado de suceder el milagro...





Ayer, cuando -acabado de suceder el milagro- lo tenía todo tan claro debí haberlo escrito al instante. Ahora, ya ocurrido, las ideas se confunden y, como desde ángulos distintos, me embargan en mezcla una extraña vergüenza y alegría, timidez y confianza.
Porque de lejos analizas y ves que estás en ciudad y lengua otra; sin amigos cercanos, sin familia. Los meses pasan y poco a poco vas tejiendo lazos débiles: las dependientes del mercado cercano, los otros del convenient store en el cual compras plátanos.
Es así que, por este camino de roces, llega el momento en el que -más allá del saludo cortés- intercambiamos algunas frases acerca del estado del tiempo, sobre la felicidad de las estaciones ahora que el invierno disminuye, hablamos de piercings y tatuajes, o hasta de algunas de las noticias sorprendentes que los noticiarios del día puedan tener.
Y, de repente, de la nada, aparece una desconocida y me pregunta: "Are you a poet?"
Me ha reconocido por la fotografía del poster, no tengo idea dónde lo vió, que anunciaba la lectura que hice a mediados de semana; pide disculpas por no haber podido asistir, pregunta por la próxima, anota la fecha y asegura que esta vez sí que estará. No es una intelectual sino alguien a quien, simplemente, le gusta escuchar y leer poesía. Nació aquí, en Cambridge, y aquí vive. Hemos conversado en inglés.
Recordé la maravilla del momento en el que, en la novela "Paradiso", el espectacular Oppiano Licario se las arregla para que en el bolsillo de José Cemí aparezca la dirección de la casa a la que debe de ir (allí lo espera Oppiano) para ser iniciado en el conocimiento oracular, que está y es la base de la poesía.
Para referirse a la suma de casualidades que termina en el encuentro de los dos personajes y en el inicio del aprendizaje por parte de Cemí, nos dice Lezama que había sido necesario poner en movimiento "las inmensas posibilidades del sistema poético", pero es que el sistema poético conduce de regreso a Dios.

Entonces es a Dios a quien debo agradecer que -mediante la poesía- haya tenido lugar el encuentro, fugaz, con esa amante de la poesía y que allí, donde no hay tiempo ni espacio, ni modernidad aplastante ni asfixia de subdesarrollo, me haya sido revelado el sí de las cosas, acciones, momentos y huellas que valen la pena.

El cristal que nos divierte





Antes de fallecer, mi papá padeció varios años de Alzheimer. Comenzó todo con una salida a la calle, tres horas sin saber de él, un poco de búsqueda por las más transitadas de las avenidas cercanas y encontrarlo parado, solitario y confundido, en una esquina desde la cual no se le ocurría hacia dónde continuar. Me dijo que no reconocía el lugar (a pocas cuadras, en un sitio que conocía perfectamente) y que podía leer la señalización con el nombre de las calles, pero que las palabras no significaban nada para él. Aquello había aparecido de pronto, de modo que llevaba casi las tres horas en aquel sitio y en aquella soledad.
Más tarde, a medida que la mente se deterioraba, me gusta recordarlo en dos momentos. Uno, que me hacía reir, era cuando iba a visitarlo y avisaba a la familia: “Oigan, venga, que ha llegado este señor que... cómo se llama. Bueno, no sé, pero sé que es alguien importante”. El amor tiene que ser ese cariño más allá de la desintegración, como cuando fui a otra amiga igual con Alzheimer, Albis, y cuando la señora que la cuidaba le preguntó: “¿Este es tu amigo?”, Albis -quien para entonces ya no hablaba- alzó la cabeza y, por un poco de segundos, toda sombra se despejó y sonreía y sonreía con expresión infantil.
En cuanto a mi padre, ese otro momento que recuerdo de manera especial (dejo afuera los terribles) fue aquel cuando un día deseaba que yo le encendiera el televisor, pero ya había olvidado las palabras y entonces me decía “mira a ver ahí... mira a ver ahí”... hasta que dió finalmente con una especie de atajo de sentido y elaboró una metáfora impresionante: “abre el cristal que nos divierte”. Han pasado años y me sigue conmoviendo la enorme cantidad de algoritmos que una mente humana tiene que construir para, de este modo, re-inventar la comunicación.
Todo esto para decir que es una gran noticia la que encuentro en “Newsweek” en español quien reproduce un artículo -originalmente aparecido en “Science”- en el cual se lee que es posible que el Alzheimer sea “el resultado del sistema inmune alimentandose de conexiones cerebrales”. El nuevo descubrimiento, hecho bajo el liderazgo de Beth Stevens en el Boston Children’s Hospital, no sólo reorienta de manera radical la dirección de las investigaciones sobre la enfermedad, sino que -según experimentos hechos con ratones- tiene todas las trazas de al fin ponernos en el camino correcto para atenuar o superar el embate de esta enfermedad destructiva.
Hace pocos días apareció otra noticia donde se afirma que, según trabajos de Dheeraj Roy, investigador de MIT, es posible recuperar memorias perdidas por la acción del Alzheimer. Dios quiera que la ciencia vaya más rápido, más hondo, más preciso y ojalá llegue ese futuro en el cual sean menos, o ninguno, los que tengan que pasar por algo así.

(el cristal que nos divierte)

En la casa de Emily Dickinson (un recuerdo de cumpleaños).



Ayer fue mi cumpleaños cincuenta y seis.


Gracias a la delicadeza del amigo Chester King, editor del sitio online Afrocuba Web, pude asistir, en la Universidad de Amherst, a la presentación de Tomás Fernández Robaina a propósito del más reciente de sus aportes al campo cultural cubano: la compilación “Antología cubana del pensamiento antirracista”, volumen que reúne un amplio catálogo de pensadores nuestros desde mediados del sigxlo XIX y hasta la época actual.


Encontrarme aquí con Tomasito, cuyo cariño y generosidad he disfrutado desde hace mucho, enlaza el placer de compartir con el activista, erudito y trabajador incansable a la simple
alegría del disfrute junto al socio. Dan ganas de tener ya mismo ese libro que, estoy seguro, deberá de convertirse en una herramienta de primer orden; lo mismo para la recuperación de figuras poco menos que olvidadas del pensamiento social cubano, como para la proyección y las batallas por un futuro mejor. Dan ganas, igual, de que el libro circule, demuestre su valía, sea reseñado, discutido e integrado en los programas de estudio en las diversas enseñanzas, pues gran parte de los cambios de calado hondo y largo alcance en el país irán llegando de las transformaciones y aperturas que se sea capaz de introducir en esos programas.


Si a lo anterior se agrega que la presentación de Tomás fue organizada por ese espíritu inquieto (como también la persona que lo lleva) que es Agustín Lao, entonces se entenderá que fue un momento de exquisitez. Sumo que también tuve la posibilidad de conocer otra persona especial y generosa, Mary Ansara, para dejar la marca de un día diferente. Sin embargo, fue a la mañana siguiente (o sea, hoy) cuando, una vez más gracias a la mediación de Chester pude cumplir un sueño viejo y frágil: visitar la casa donde vivió y falleció la poeta Emily Dickinson.


(confieso que, más que estrictamente visitar la casa, hoy convertida en museo -que incluso estaba cerrada, en reparaciones- se trataba de caminar la tierra, el suelo mojado de un día frío y húmedo como hoy, gris, con llovizna, como tantas veces imaginé que habrá hecho, en su tiempo, la poeta.)


Y aquí, como nos pasa con tantas cosas, se removió la memoria y recordé que hace casi treinta años, tres personas soñamos con que los jóvenes escritores cubanos tuvieran una imprenta en la cual -de modo artesanal, en tiradas cortas, pero con arte y trabajo amoroso- fueran publicando libros. Claro que no podíamos hacerlo para la totalidad del país, pero aunque sea -en eso creíamos- podíamos dejar como ejemplo la unión de belleza, hondura y amor a la hora de producir cultura. Aquellos soñadores fuimos Cira Andrés, Sigfredo Ariel y yo.


Cira y Sigfredo, por entonces, vivían como pareja. Ella no sólo era graduada de arte, sino también poeta fina. Sigfredo, además de poeta, diseñador y editor, junto con el erudito en cuestiones de música, había nacido hijo de imprentero e imprentero él mismo. Yo, junto con la flamante condición de presidente de la sección de Literatura de la naciente Asociación Hermanos Saíz en la Ciudad de la Habana, podía enseñar el título de “pasador B de planchas litográficas” que había obtenido en el taller de fotomecánica de la imprenta Ñico López.


La cuestión final es que numerosos augurios se dieron cita para que, luego de las más variadas reuniones administrativas, nos fuese cedida una pequeña máquina y una caja que, operadas por Sigfredo y Cira, dieron su primer fruto en un pequeño y hermoso cuaderno con traducciones de Emily Dickinson, hechas estas por otro erudito nuestro, enciclopédico en el mundo de la música, traductor, profesor y crítico de cine, el también poeta Jorge Iglesias.


Hoy, cuando de repente me vi caminando el patio por donde paseara Emily Dickinson, no sólo recordé esta historia y el bello libro con las traducciones hechas por Jorge, sino que no supe responder si alguno de quienes hicieron la aventura habrían estado en el lugar. Y es que los caminos se separan y hay personas a quienes dejamos de ver, saber de ellos o sobre quienes escuchamos apenas. O acaso sea que hay algo de especial en escribir la historia de aquellos momentos que fueron sueños, los grandes sueños que cada uno tiene y guarda mucho más allá de que las cosas finalizan.


Si antes hablé de la generosidad de Chester y de papel como mediador, termino ahora int entando dar algún sentido al modo en que su presencia en esta historia desafía la noción de “casualidad”. Él desciende de un linaje de ilustres personajes de la región y su abuela materna no sólo vivía en la casa situada exactamente enfrente a la de Emily, sino que alguna vez contó a Chester (en una imagen de comienzos de los años 80 del siglo XIX) haber visto a la poeta caminando po ar el patio familiar.


Y e ste último detalle que me encantó. Cuando comenté a Chester, como parte de esa mitología repetida hasta el cansancio y que cualquier lector amante de poesía conoce, acerca de que Emily apenas salió del terreeno definidido por la cerca perimetral en cuyo interior quedan la casa de ella y del hermano, me respondió con la seguridad de quien narra una de esas historia entre vecinos que viene pasando de generación en generación: “sí, eso fue cuando ya no era joven... tenía cataracts... ¿cómo se dice en español? tenía cataratas”.

Mi (visita de) Obama

16 de marzo · Boston · 


Poco más de once millones de cubanos viviendo “adentro” y otros dos habitando las más variadas geografías del planeta (lo mismo nacidos en la Isla que dispuestos a identificarse como con-nacionales) equivalen en número a la cantidad de versiones que entre todos tenemos de la próxima visita al país del presidente Barack Obama.
Los editores de OnCuba aceptaron publicarme este artículo que a continuación comparto. Había dejado estas palabras y el link, para si alguien se interesaba en leer el texto, más considerando las particulares condiciones de in-conexión cubanas, quizás sea mejor tener aquí el artículo. De cualquier modo, bajo está el link, de modo que igual puede seguirse a revisar OnCuba, que bien vale la pena.

Mi (visita de) Obama

Hace pocos días, a la salida de la reunión que -como otro de los pasos previos, introductorios y preparatorios de la inminente visita del Presidente Obama a Cuba- el Asesor de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, sostuvo con diversos líderes del anti-castrismo militante en Miami, uno de los asistentes manifestó su sorpresa al comprobar el nivel de información que Rhodes demostró poseer sobre la realidad cubana.
En todo caso, de la reunión mencionada, se confirma el esquema (dentro del equipo político Obama) de un proyecto de presencia articulado en cuatro ejes principales: el aumento de las oportunidades para cualquier iniciativa en el sector de las telecomunicaciones que signifique mayor conectividad con el exterior para el cubano de a pie; la creación de espacios que sirvan para el estímulo e incremento de la pequeña empresa privada (en todo el abanico de eso que se ha vuelto común llamar “emprendedores” en paralelo a una suerte de “relación de descuido” (equivalente a ignorar) en lo que toca a los contactos con el aparato productivo estatal); la transformación de la concepción y postura oficiales cubanas acerca de los denominados “derechos humanos” y el aprovechamiento de la oportunidad (espectacular e inédita después de 1959) de que un Presidente de los Estados Unidos hable directamente al pueblo cubano.
Casi al mismo tiempo, esta vez como parte del artículo titulado “Ningún analista serio en EEUU apoya los programas de “promoción de la democracia” para Cuba”, de Rosa Miriam Elizalde, escribe la autora: “Obama debería restaurar y ampliar lo que funcionó en el pasado. Descontaminar los programas de democracia. Organizaciones legítimas de la sociedad civil de Estados Unidos podrían forjar lazos con sus homólogos cubanos. Ellos, generalmente, conocen mejor que el gobierno lo que los cubanos necesitan para construir un futuro mejor. Por ejemplo, los bibliotecarios estadounidenses pueden pedir a sus homólogos cubanos listas de libros necesarios y, con una subvención de EE.UU., comprarlos, de modo que los jóvenes cubanos puedan obtener la información que necesitan.”
Otra vez, desde otro punto de vista -entre complementario y adyacente- la gran pieza de intercambio es la información; préstese atención a que el fragmento se refiere a una circulación de flujos donde los cubanos, en especial los jóvenes, obtienen lo que necesitan, presuntamente para sus estudios.
II
Hace años, cuando Barack Obama fue electo como Presidente de los Estados Unidos, escribí un breve artículo (que, a falta de mejor opción, distribuí entre amigos/colegas y compartí en Facebook) en el cual trataba de explicar(me) algunos significados implícitos en la llegada de este nuevo Presidente y por qué ello revelaba una flexión en las dinámicas políticas del vecino norteño.
Es simpático imaginar que hace apenas un año, mientras estaba en los Estados Unidos invitado por una de entre las miles de universidades de ese país, me tocó intervenir en un panel que derivó hacia el frontal ataque al Presidente Obama por todo lo que había prometido y luego no había cumplido (muy especialmente en lo referido a las políticas migratorias).
Como la realidad es más extraña y sorprendente que cualquier ficción, y como todavía se encontraba tan cerca ese día que ha quedado en los titulares como “el 17-D”, me pidieron -como cubano “de la Isla”- que ofreciese mi opinión acerca del Presidente Obama. Y es que, cuando viajas, no puedes evitar “ser” más que tú mismo, ya que arrastras la carga de la representación (por mucho que en determinados momentos no lo desees o te agobie) del país del cual procedes; por tal motivo, aún cuando no tengas credencial de politólogo, esperan de ti un juicio “experto” pues, a fin de cuentas, has vivido tu vida entera (nací en 1960) en el interior del conflicto entre Cuba y los Estados Unidos.
Entonces dije que, poniendo a un lado el hecho de mi diminuta significación para el orden de las cosas, con todas las diferencias, del tipo que fueran, que pudiese tener con el presidente Obama, eternamente le iba a agradecer el extraordinario gesto de tratarme como una persona a la cual se quiere cambiar (acompañando ello con la quiebra de la ideología que la persona practica y la finalización del sistema político que defiende o en el cual, simplemente vive) en lugar de como a un animal dañino al que es imperioso y preferible aplastar, aunque en el momento quizás sólo se le pueda aislar.
Además, durante las varias ocasiones en las que había visitado los Estados Unidos, había conocido muchas personas de buena voluntad que -desde las posturas ideológicas más diversas y sin condicionamientos- asumían riesgos por expresar o dar muestras concretas de su voluntad de ayudar a proyectos en Cuba. Lo principal aquí es la frase “sin condicionamientos” y el gesto de Obama abría un espacio para estas personas y actitudes, pues ya no se verían obligadas a actuar y concebir sus proyectos de ayuda o colaboración en contra de la línea política del Presidente de la nación. En este sentido, para mí, Obama era la encarnación de la posibilidad de existencia de una relación diferente entre ambos países y comunidades humanas.
III
Cuando el 20 de marzo aterrice en la Habana el Presidente Obama no sólo va a ser aquel de su proyecto, seguido por el equipo de trabajo, sino que igualmente lo harán tantas versiones de él como la cantidad de cubanos que andan por el mundo y también las que corresponden a los muchos millones que siguen con atención el tema Cuba.
Obama, va a protagonizar, atendiendo a la resonancia potencial, uno de los grandes momentos de la Historia contemporánea, la ocasión de grabar una marca profunda, estremecedora y duradera, de disponer de una audiencia que de manera enorme supera los pequeños doce millones de cubanos; una convulsión.
Y es en este sentido, curiosamente, de modo absurdo y enteramente inesperado, se va a repetir para él la oportunidad de colocarse adentro de una frase que nunca nadie creyó que serviría para una circunstancia como la que en esa visita ocurrirá: “... más grande que nosotros mismos”. O sea, la frase que Fidel Castro pronunció a propósito de la Revolución será tecnicamente aplicable a una situación de signo bien diferente, pues igual aquí esta será la oportunidad de crear algo más grande que quienes lo impulsan.
Como hacedor de cultura que soy, me interesa tomar mis dos ejemplos iniciales y decir(me) que -luego de años de mutuas construcciones devaluadoras- ambos grupos humanos del conflicto entre Cuba y los Estados Unidos necesitamos algo tan simple y absoluto como es humanizarnos.
El Presidente trae consigo lo mejor de su país: su extraordinario desarrollo de la ciencia, sus extraordinarios luchadores por la igualdad, su apabullante fuerza económica, su mundo material de realizaciones únicas, pero también sus dolores, batallas presentes, su arrogancia y hegemonismo.
La visita de Obama es un impulso para que nos atrevamos al conocimiento mutuo, pero en tales dimensiones o cantidad de hervor que todavía no podemos imaginar, porque el paso, cambio, salto, es tal, que ya no se va a tratar más de esperar a que los estamentos institucionales realicen la digestión de esto o aquello (esta o aquella propuesta), sino que la presencia de la primera autoridad del país vecino es una suerte de inyección de electricidad para que se multipliquen (dentro del absoluto de la sociedad) estas iniciativas para la más amplia y variada cantidad de contactos.
En esto nuevo que vendrá las acciones de signo cultural, educativo, creativo, religioso, comunitario, marcadas por intereses de raza, orientación sexual u otras no pueden sino ir ganando más espacio cada vez y, de esa manera, remodelando la sociedad cubana a la vez que ofreciendo información continua sobre su transformación, absorbiendo y devolviendo información, abriendo de modo progresivo caminos para el diálogo.
No es otra la razón por la cual, en lugar contentarse con firmar el documento que oficializa la relación y con dar el apretón de manos que en estos casos se espera para que todo quede eternizado en las fotos de rigor, vendrá y se presentará en Cuba. A todas luces esto ha sido cuidadosamente calculado siguiendo la lógica e imaginando los efectos que puede ejercer un liderazgo no a distancia, sino sobre el terreno.
En este punto, si uno recuerda los conocidos slogans nacionales del “predicar con el ejemplo” es más que sorprendente el sentido multidireccional del gesto obamista que habla a varios interlocutores a la vez; lo mismo a la clase política estadounidense (a la que, de modo implícito, le pide que lo siga), que a los doce millones de cubanos (a quienes tiene en suspenso y algún mensaje les presentará), que a las dirigencias de la Isla (con quienes afirma seguir teniendo diferencias radicales), que para los cubanos del exilio/diáspora (con quienes comparte zonas esenciales de ideología y algunas de cuyas posiciones defiende como propias).
La potencialidad del gesto en el nivel de lo simbólico es la de absorber todas estas fuerzas contradictorias y elaborar, entregar, dejarnos un producto nuevo; es decir, lo que nunca ha sucedido (la visita de un Presidente en ejercicio de los Estados Unidos después del año 1959), no sólo es ello mismo un cambio en la realidad, sino que contiene la posibilidad de generar algo nuevo. Por tal motivo mencioné antes la frase célebre “más grande que nosotros mismos” y ahora la otra “predicar con el ejemplo”, para explicar por qué la visita es un gesto tremendamente revolucionario, en términos artísticos diríase que “vanguardista”, aunque su contenido no lo sea.
Lo más interesante y el mayor desafío que puede derivarse de lo anterior es que entonces tendríamos que ser todos los actores sociales quienes –con nuestras acciones orientadas al mayor conocimiento y contacto entre las comunidades- dotemos de contenido al gesto.
IV
Vivo en La Habana muy cerca del stadium de pelota, donde se espera que Obama asistirá al juego de exhibición del equipo de Grandes Ligas Tampa Bay. Llevo varios meses fuera de Cuba y los de mi familia me cuentan del ajetreo de las brigadas arreglando; “se parece al Yanquee Stadium”, dice un amigo, en broma, “pero tú sabes que eso es par de cuadras, después de ahí: ¡la candela!”.
Así mismo es. Hay cuatro centavos para gastar y el escenario es el Cerro, que se cae a pedazos. “Hay que tener cuidado, no sea que a Obama se le ocurra pegarse a una pared”, respondo al amigo aludiendo a nuestra larga tradición de terminar cosas el día anterior a su inauguración, por lo cual las abrimos con la pintura todavía fresca.
Y me doy cuenta de que, aunque se trata de una descabellada fantasía, sería interesante construir el guión. Pues si gran parte de la retórica alrededor de esta visita está, como casi todo y siempre, en “el pueblo”, entidad abstracta de la cual todos aseguran ser y sentirse representantes legítimos, ¿qué mejor oportunidad que, simplemente, desviarse unos metros, mandar el protocolo al demonio, y caminar unos cientos de metros Cerro adentro, en busca de lo caliente, lo verdadero y entonces preguntar?
Porque ese sí que va a ser “el pueblo” en estado puro, sin mediadores o manejadores políticos de ninguna de las especies. Y preguntar: ¿qué piensan de esta visita? ¿Qué esperan de este contacto? ¿Qué quisieran que ocurra más allá? ¿Qué les disgusta y qué desean cambiar de este mundo en el que viven? ¿Qué quieren, del lado opuesto, conservar?
Y sentarse a escuchar.
No la respuesta que complace, que buscamos oír e insistimos hasta tenerla enfrente y entonces nos despedimos satisfechos (pues así confirmamos lo que, antes de llegar al lugar, ya estábamos seguros de saber); o la otra, que a todas luces ha sido programada y ensayada al punto de que resuena como los artilugios mecánicos, falsa; sino esa tercera respuesta que –como los lanzamientos imbateables– viene, a toda velocidad, por el medio de home. No se dedica a defender, no se dedica a demonizar, habla de la vida en sus cosas mejores y peores, alcanzadas y por alcanzar.
No puedo hablar por otro, pero –en mi caso– es esa la respuesta que me interesa: la que hace pensar.

Una exposición en La Habana a propósito del Holocausto




Sobre pocos temas he leído más o empleado más horas de pantalla que a propósito del Holocausto y el Gulag, ese par de extremos de la vileza humana. Tanto nazismo como stalinismo -cada uno en su estructura, intenciones y particularidad- terminaron actuando como gigantescas maquinarias, entramados y puestas en escena de la capacidad humana para la destrucción, física y espiritual, de semejantes.

Anoche, cuando todavía era 27 de enero, celebración del Día Mundial de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, escribí un largo texto que de repente desapareció de la máquina mientras aparecía el inquietante pantallazo azul que avisa que has sufrido un crash grave.

En uno de los poemas que publiqué Stalin dialoga con el cráneo de Hitler; en otro se reproduce la célebre conversación entre Pasternak y Stalin a propósito de Mandelstan; en otro más es pensado el suicidio de Tsvetaieva; en otro más, después de años en el gulag, aparecen la madre de mi amiga Inta Ruka y sus compañeras de sufrimiento; en otro, que llevo años componiendo, mi padre me lleva a la toma del Palacio de Invierno y terminamos, desesperadamente buscando el calor de una hoguera improvisada, en un lejano paisaje helado de la geografía de gulag.

Me obsesiona la lenta deriva hacia las pesadillas sociales, el tejido de la monstruosidad infiltrando las vidas, las mentes, las consecuencias futuras de todo eso, las cicatrices, el doloroso camino de la cura, la posibilidad de abandonar la escala humana cuando -en pos de la idea que sea- es convocado el infierno para que ocupe el sitio de la Tierra.

No en vano uno de mis poemarios lleva como título “El maquinista de Auschwitz”.

Por cierto que ayer, y esa es la justificación para el homenaje, se cumplieron 71 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz por las tropas del Ejército Rojo. Y entonces, con todo esto revolviéndome la cabeza, he recordado uno de los momentos más conmovedores de los últimos tiempos, en el Centro Hebrero Sefaradí de Cuba.

Primero, el impacto de pasar por la puerta del lugar y leer la invitación a ver la exposición titulada “Recordamos. El Holocausto y la creación de una comunidad viva”, organizada gracias a la colaboración del Instituto de la Fundación Shoah de la USC y el Centro Simon Wiesenthal.

La exposición, en una rápida sucesión de imágenes, acompañadas de de muy certeros comentarios, nos conduce por un recorrido que empieza con la toma del poder por Hitler y atraviesa por la infame “Noche de los Cristales Rotos”, las deportaciones de judíos y la implantación de la denominada “Solución Final”, la insurrección del ghetto de Varsovia y la liberación de los que alcanzaron a sobrevivir en los campos de concentración para -en una suerte de narrativa paralela- agregar los comienzos de la presencia judía en Cuba, narrar el momento de esplendor de dicha comunidad en el país y concluir con su estado presente, el cual es definido como de “renacimiento”.

Fue en este segundo conjunto donde encontré la frase conmovedora que reproduzco a continuación:

“Nunca hubo antisemitismo en Cuba. Del tipo que sabemos... nunca. Es que en Cuba ni siquiera saben lo que significa el antisemitismo. Un cubano no lo sabe. Usted le dice que es antisemita, y le preguntará qué cosa es eso.”
Aron Radlow Givner

Al crear una realidad nueva el Holocausto creó, también, una responsabilidad nueva. No puedo ser judío de un campo de concentración como tampoco puedo ser preso en el gulag, ni asesinado en Cambodia, ni Tutsi macheteado, ni esclavo echado al mar desde un barco negrero, muerto en el cepo o despedazado por perros.

Sin embargo, si consigo vivir sin que estas experiencias de dolor humano sean partes de mí, entonces, como enseña el texto bíblico, “nada valgo”. O sea, que el desafío del encuentro con el otro es transformarme en aquello que bien sé que no puedo ser; o sea, abandonar la seguridad que el Yo me brinda y abrirme a transformaciones durante el contacto con esa masa de dolor, esperanza y posibilidades de un mundo nuevo donde se extienda la curación y no haya espacio para la repetición del horror.

Dejo aquí algunas fotos que tomé de la exposición y también la dirección en la que se encuentra el archivo en pdf sobre ésta:
http://sefaradicuba.com/.../files/documentopaginas/expo.pdf

Por cierto que en el lugar trabaja, desde hace años, uno de mis compañeros de las escuelas primaria y secundaria, Jaime Rafael Cheni Camps.

Un abrazo, Jaime.

Y también para los amigos Arturo López-Levy, Esther Shapiro y José Kozer.