17 de octubre de 2015 ·
Acabo de leer un lindo texto titulado "The white man in that photo" que -publicado en GRIOT el pasado 3 de Octubre- lleva la firma del escritor italiano Riccardo Gazzaniga y encarecidamente recomiendo. Se encuentra en la dirección:
http://griotmag.com/en/white-man-in-that-photo/
Me ha tocado porque dentro de mis imágenes favoritas está la foto de la premiación de la carrera de 200 metros planos en los Juegos Olímpicos de México en la cual -mientras suenan las notas del himno estadounidense- Tommie Smith y John Carlos alzan un puño envuelto en un guante negro para saludar al modo de los "Black Panthers". El escándalo fue monumental, Smith y Carlos -a resultas de la presión del Comité Olímpico- fueron expulsados del equipo, además de que sus carreras como deportistas se vieron truncadas.
Debo pedir perdón porque, como habrá sucedido con tantas otras personas, la fuerza de ese gesto hizo que no prestase atención al tercero de los premiados aquel día: Peter Norman, corredor blanco del equipo de Australia. Aprendí a sentir orgullo de aquella historia cuando todavía era un estudiante de escuela secundaria, junto con los amigos de barrio y aula que -prestándome libros, escuchando música, comentando un artículo o fotografía- me enseñaban otra forma de ser libre, propia de mi origen y color de piel.
Ahora, la lectura de este hermoso artículo sobre Peter Norman me da otra lección necesaria respecto a todo cuanto, buscando afirmación y proyección hacia la vida, a la misma vez perdí. Aquel pequeño hombre, apagado ante la fuerza del gesto de los campeones negros, fue un héroe tan enorme como ellos; no sólo porque el gesto de protesta lo habían hablado antes los tres, sino porque apoyó a Smith y a Carlos llevando en el pecho la insignia del Olympic Project for Human Rights.
Más allá de ello, incluso, tocó a Norman pagar el precio más terrible: acusado de complicidad, vetado del equipo olímpico de su país y condenado al olvido. Donde los otros tuvieron un sector que valoró la dignidad y valentía del acontecimiento, Norman -que falleció un 3 de octubre de 2006, era cristiano y creía en la igualdad de todos los hombres- nada recibió.
En un momento del artículo se reproduce algo que dijera John Carlos, a propósito de la reacción de Norman cuando le avisaron lo que iban a hacer: "Yo esperaba ver miedo en los ojos de Norman, pero en lugar de ello encontré amor".
Ahora que en Cuba se habla cada vez más, en ocasiones con encono, de la denominada "cuestión racial" del país, agradezco el encuentro con este artículo que me permite -como ya dije- pedir humildemente perdón por mi ceguera, pero también agradezco el recordatorio y ejemplo de cuántos son los modos del amor y la grandeza, la solidaridad y el sacrificio.
Gracias a la honestidad, convicciones y valor de Carlos, Smith y Norman que nos mostraron caminos por los cuales se llega a un mundo mejor.
v.
Luego de terminado el artículo, y por el impacto que ha tenido en lam red, su autor ofrece algunas explicaciones necesarias y cierra con este pequeñísimo párrafo que apenas precisa traducción:
"Yesterday a young man wrote me this racist message: “Go fuck yourself, dago piece of shit”. I think it clearly explains how still long is this road."
Vale la pena recordarlo también.